Para éste domingo Pedro Lara ha propuesto hacer ruta por el sureste de nuestra provincia; por ésta zona he rodado en bici en una sola ocasión hace ya mucho tiempo y en peor estado de forma que no me permitió disfrutar demasiado, así que en ésta ocasión con mucho mejor condición física la ruta propuesta me apetecía mucho.
A las 7,15h nos hemos puesto en marcha Pedro y Paco Lara, Andrés, Enrique y yo en dirección a Hellín, para luego llegar hasta el Embalse del Cenajo, lugar desde el que inicia la ruta trazada por Pedro. Hemos echado de menos a los compañeros de Pedaladas Globeras, que por distintas incidencias (de las que espero se recuperen pronto) no han podido acudir, supongo que pronto se podrá encajar una salida conjunta de las que resultan tan divertidas.
Comienzo a realizar una descripción de la zona, después se comprenderá el motivo;
La presa del Cenajo, y el embalse originado tras su construcción con éste mismo nombre, se hallan en el río Segura entre las provincias de Albacete y Murcia, en el paraje denominado estrecho de La Herradura. Como dato curioso la margen derecha pertenece al término municipal de Moratalla (Murcia), y la izquierda forma parte del término municipal de Hellín principalmente, aunque también ocupa terrenos de Socovo y Férez, todos ellos de la provincia de Albacete.
Se enclava en una cordillera escarpada formada por la sucesión de cerros con grandes afloraciones de calizas, margas, yesos y arcillas, en cuyas laderas, valles y umbrías abundan bosques de pino (rodeno, laricio y fundamentalmente carrasco), y en menor proporción rodales de encina, sabinas y acebos, así como algún ejemplar de venenoso Tejo. Esta cubierta vegetal se encuentra acompañada de abundante matorral y plantas aromáticas: romero, tomillo, coscojas, retamas, esparto, jara...
Este entorno natural acoge a una variada fauna, con poblaciones de Lagartija de Valverde (especie autóctona de la Sierra del Segura), Lagarto Ocelado (de hasta un metro de longitud), Culebra de Escalera y Bastarda, Víbora Hocicuda. Junto a ellas, residen en la zona aves rapaces diurnas: Águila Real, Perdicera, Culebrera, Halcones, Azores, y Gavilanes; y nocturnas: Búho Real, Mochuelo, Lechuza.
También residen colonias de Buitres, Jabalís, Ciervos, Corzos, Cabra Hispánica, "se dice" que algún Lince, Gato Montés, Tejones, Zorros y preciosas Ardillas Rojas; y en lo que al cauce respecta se encuentran Nutrias, diversos Batracios, Lucios, Black bass, Carpas, Barbo y algunas Truchas repobladas con fin deportivo, así como Cangrejo autóctono principalmente.
En el mismo término municipal de Hellín y a poca distancia de El Cenajo, se encuentra la presa de Camarillas que embute al río Mundo en el denominado Cañón de los Almadenes, para poco después verter su aguas en el río Segura del que es afluente.
Es sin duda una zona de increíble riqueza natural que reconforta y regala al que acude a visitarla, y que permite multitud de actividades lúdicas como son el senderismo, la bici de montaña y la pesca entre otras muchas.
La ruta dirigida hoy por Pedro, parte de la Presa del Cenajo (en cuya margen derecha hemos dejado los coches), para luego tras cruzar la presa, internarnos en el túnel y tomar una ramificación que nos desciende en un suspiro hasta la ribera del embalse, que cruzamos por un puente para riberear durante kilómetros por la margen derecha, enlazando rampones y toboganes que nos llevarían más tarde a la pequeña aldea de Las Minas (antaño próspera por sus yacimientos de yeso, calcita y principalmente azufre), accediendo desde allí a la salida del Cañón de los Almadenes que nos regala unas buenas vistas y dónde hemos decidido almorzar.
Después del almuerzo, tocaba ascender al embalse y presa de Camarillas, que surte por su parte superior al Cañón de los Almadenes donde ya habíamos estado con anterioridad.
En definitiva una ruta que debe garantizar el disfrute en la práctica del ciclismo de montaña, tanto por su trazado como por su magnífico entorno natural.
Lamentablemente, el pasado día 1 de julio, se desató un incendio que durante varios días devastó ésta zona consumiendo, según indican, 8.000 hectáreas. No entro en el sesudo tema de la gestión forestal, aprovechamiento y limpieza de montes, que sin duda darían mucho que hablar y que mucho tienen que ver, quizás no tanto en el origen de los incendios en muchos casos, pero sin duda sí en sus consecuencias y dimensiones; tal vez sea un buen tema para otra ocasión a pesar de una o mil crisis económicas e independientemente de cualquier color de gobierno o gobiernos regentes; es pura cuestión de supervivencia propiciar el mantenimiento del recurso y entorno natural, más si cabe en una zona como ésta lindante con la aridez semidesértica de los páramos de secarral que se extienden poco más allá.
El resultado es desolador, toda la masa forestal calcinada, laderas completas (por las que discurre la ruta de hoy) arrasadas; todo ello agravado por las fuertes lluvias de éstos días pasados que han provocado terribles escorrentías en las mismas. Coladas completas de tierra, rocas, raíces, ceniza y hollín se han deslizado hasta la parte baja colapsando en multitud de puntos el camino de la ribera, propiciando un intenso olor (aún hoy) a ceniza que apagaba cualquier otro.
La sensación de desolación y pena nos ha invadido más y más según
íbamos descubriendo la magnitud de la zona quemada, aun así sólo nos
cabe esperar que las labores de reforestación y recuperación permitan el resurgir de la zona a medio plazo.
El punto positivo de la ruta es que, amén del entorno desolado, el trazado elegido por Pedro nos ha permitido disfrutar de una ruta muy muy divertida, sin un gran desnivel ascendido pero con constantes toboganes y rampones "rompepiernas", y grandes rodales de barro en las zonas de umbría que a pesar de todo nos han permitido rodar aunque exigiendo más esfuerzo. Al final, tras ver las acumulaciones de barro en las zonas de ribera, y lo descarnado de los caminos que convertían las rampas en pedraplenes, se ha decidido hacer la segunda parte de la ruta discurriendo por carretera comarcal, no exenta de largas rampas de subida no demasiado dura pero sí constante.
Lo he pasado muy bien y tras la rodada de carretera de antes de ayer, he vuelto a recuperar las mejores sensaciones subiendo, que comenzaba a perder. Y afortunadamente quedan en la zona rodales que no han sido perjudicados.
No queda más que agradecer a los compañeros el buen rato compartido, a Pedro su buen hacer para trazar rutas e improvisar sobre la marcha para evitar contratiempos, y pensar en la próxima semana.
Han sido 54 kms, 750 m asc+ a 18,2 km/h de media.